Se dice que del amor al odio sólo hay un paso y en tema de calzado no puedo sino corroborarlo. Posiblemente os acordéis de cómo en septiembre de 2012 aterrizaban las sneakers de Isabel Marant. Sí, esa especie de deportivas con una cuña interior que proporcionaban no sólo comodidad sino también unos centímetros de más.
Dado su elevado precio y que era difícil hacerse con un par de sneakers, sobre todo las lucían las supermodelos, las celebrities y las blogueras de moda con más seguidores. Recuerdo que cuando ví las sneakers por primera vez me gustaron y mucho. Me pareció un calzado original que reivindicaba nuevamente que las mujeres, para ir a la moda, no tenían que destrozarse los pies.
Fuente: styledon.com
Todas queríamos unas sneakers y las cadenas de ropa más económica descubrieron que ponerse a plagiar versionar sus propias sneakers era una manera fácil de lograr ventas sin calentarse mucho la cabeza. Así, sin el visto bueno de Isabel Marant, llegaron las sneakers al grupo Inditex, SUITEBLANCO y cualquier otra cadena que quisiera comercializar este calzado híbrido.
El único paso que necesitaba para odiar las sneakers fue ver las deportivas con cuña de “animal print” y tachuelas (sí, no les faltaba nada de nada) que sacó a la venta SUITEBLANCO. Entonces fue cuando declaré la guerra a las sneakers (y con ello me ahorré un dinero al no comprármelas) por ser un calzado carente de todo sentido y nada favorecedor.
Ahora ya he leído por ahí que algunas “fashionistas” se han puesto como propósito del año 2014 que desaparezcan de la faz de la tierra estas sneakers. Parece que el tiempo ha hecho que la línea entre el amor y el odio a las sneakers sea aún más fina.
¿Y tú, odias o adoras las sneakers?